Entrevistas imposibles Con el poeta uruguayo Líber Falco El nombre Líber es común en Uruguay. Inmigrantes luchadores sociales, llegados a esta tierra, continuaron su búsqueda de la libertad. Formaron sindicatos obreros creando la utopía de un mundo libre sin opresores. Es entonces que de manera simbólica ponen el nombre de Líber a sus hijos. Mientras espero al poeta, impaciente en su casa natal, su esposa Chela me sirve un mate, en el segundo sorbo aparece la figura del entrevistado, ante la sorpresa a mi presencia me apresuro a excusarme y decirle que su amigo y biógrafo Emir Rodríguez Monegal me cedió su dirección, es entonces que pido permiso y saco mi pequeño grabador. ¿Esta es su casa natal? Sí. Muchos creen que nací en Jacinto Vera pero la verdad es que mi madre me engendró en esta esquina de Herrero y Espinosa en el barrio Villa Muñoz. ¿Sus lecturas preferidas? No he sido un lector voraz, pero me vi obligado a leer Dostoievski, Tolstoi, escritores de moda en estos tiempos. ¿Cómo definiría su poesía? Por la falta de lecturas que pudieran ayudar a mi intelecto poético mi poesía es, por lo tanto, intuitiva ayudada por mis vivencias cotidianas como el trajinar por el barrio. ¿El tema de la soledad y la muerte lo acompañan en toda su obra? Es cierto pero se olvidó decir que el tema principal es el tiempo, tan unido éste a la muerte. Su relación con los contertulios del café Sorocaba como, Felisberto Hernández, Carlos Martínez Moreno, Idea Vilariño, Carlos Maggi, Mario Arregui y Emir Rodríguez Monegal,y otros, no influyen para nada en su obra y su vida sencilla y monótona como forma de entender la existencia humana. ¿Su amistad con Emir Rodríguez Monegal? Emir es el responsable de la revista Asir, nunca hemos tenido un trato de amigos, aunque gracias al él se publica póstumamente mi único libro “Tiempo y tiempo”. Años después corren rumores que su nueva revista “Mundo Nuevo”, editada en París, tenía apoyo de dudosas procedencias, vaya uno a saber si es verdad, en el mundillo de los escritores las envidias rozan la intimidad y hacen daño. ¿Tiempo y tiempo, recoge libro anteriores no editados, encuentra diferencias entre éstos?
Sí,
Cometas sobre muros ( 1940)
es un canto al trabajador portuario,
al barrio, a los niños con sus cometas alzadas, y la soledad como tema
humano de todos los tiempos. El poeta llega de su bohemia bolichera y se encuentra solo, su mujer no lo espera, solo ante una mesa vacía y el cielo lleno de estrellas. ¿A quién le gustaría estrecharle la mano? Al plástico Cabrerita que por ser 13 años menor y su incapacidad mental nunca lo consideramos en el puesto artístico que merecía, después de pasados los años veo al artista como el doble mío, y te digo más, somos el producto de una cultura maginal montevideana. Recuerdo que estábamos unidos ante la prepotencia de Carlos Maggi de imponer sus ideas en las mesas del Sorocabana. Como siempre me retiro con las últimas palabras de mi entrevistado y me llevo su manera humana y sencilla de ver la vida, gracias Líber. Camino hasta la calle San Martín para tomar el 156 al Cerrito.
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